Hoy se celebra en todo el país el día del Entrenador de Básquet y por ello que decidimos charlar con uno de los referentes en la provincia, Horacio Santa Cruz, ex jugador y multicampeón con su ex equipo, Tokio de Posadas. “Es un orgullo poder enseñar todo sobre este deporte, al cual le debo todo”, resaltó “cabeza”.
Hace años atrás, el Consejo Directivo de la Asociación de Entrenadores de Básquet de la República Argentina (ATEBARA) propuso que el 22 de abril se festejara el Día del Entrenador de Básquetbol, aprovechando que esa fecha, pero en 1973, se creaba la institución.
Hoy en su día, decidimos charlar con Horacio Santa Cruz, uno de los coach más reconocidos de Misiones, con basta trayectoria provincial y nacional, también como jugador. El ex DT de Tokio, con presente en Paraguay, nos dejó un análisis de cómo se vive el oficio en la actualidad.
“Esta profesión significa mi vida, ya que me inserté en éste deporte desde los 10 años, cuándo me escapaba de mi casa que quedaba a la vuelta del Tokio, para poder ir a jugar un rato al básquet. Y de a poco se volvió mi pasión de todos los días, lo único que quería era estar dentro de una cancha. A medida que fui creciendo, me empezó a gustar la idea de poder transmitir esta pasión, y de enseñar todo lo que fui aprendiendo durante los años, principalmente los valores de la vida, el respeto y solidaridad que conlleva este deporte en equipo, así también como la superación, no sólo como jugador sino también como persona. Es un orgullo poder enseñar todo sobre este deporte, al cual ¡le debo todo!”, manifestó “Cabeza”, quien se encuentra en Posadas, su ciudad natal, cumpliendo con el aislamiento.
Santa Cruz agregó que la profesión significa “pasión, responsabilidad, constancia, superación y orgullo de poder enseñar el juego en equipo y sobre todo lo más importante, los valores de la vida”.
A la pregunta de quien escribe acerca de la decisión de ser entrenador, el coach de 54 años, respondió que empezó “porque desde muy chico cuando era monitor me di cuenta que podía mostrar y transmitir lo que sabía”. Y siguió: “A los 18 años elegí esta profesión cuando “Tokio de mi Vida” me dio la posibilidad de trabajar como entrenador del Mini. Y desde ese día me di cuenta que era lo que quería para mi, ya que me hacía muy bien estar dentro de la cancha con los chicos, disfrutando de este deporte tan hermoso y viviendo el progreso de cada jugador como deportista y persona. Me llena el alma de satisfacción”.
Para finalizar realizó una radiografía del presente: “Es Difícil y la profesión no es bien valorada en el país. Sobre todo en el amateur y se potencia mucho más aún en este momento del aislamiento. Los protagonistas juegan por diversión y entoces no le podes exigir nada como debería, es más se perdió la motivación. Hay pocos clubes, pocas canchas y a su vez pocos dirigentes diferentes a otras provincias.”
¡FELIZ DÍA ENTRENADORES MISIONEROS!