Volvió a jugar mal durante gran parte del partido, pero esta vez tuvo carácter y a un Delfino mágico en el peor momento para vencer a Panamá 65 a 58.
Después del flojísimo partido jugado ante Venezuela, Argentina necesitaba, de mínima, cambiar la imagen estática que había dejado, más allá del resultado. Panamá era una buena chance, porque los caribeños son tácticamente menos disciplinados y, este equipo en particular, tiene menos talento que otros anteriores.
Argentina no empezó bien, otra vez siendo endeble atrás, con muchos problemas para coordinar buenas defensas de los pick and roll, dando ventajas en los cambios, que Panamá castigaba, y eso hizo que el ambiente empezara a ponerse espeso. Pero por suerte el rival era Panamá, que no tuvo la intensidad de Venezuela ayer y permitió tiros más liberados, que permitieron, por ejemplo, que apareciera un jugador muy esperado, Nico Romano, que ayer se quedó en 0. En ese momento metió 6 puntos seguidos, Argentina pasó al frente, tomó confianza, y con un parcial de 14-2 se puso 17-8 arriba. Bien Mata y Nico Brussino con el tiro en esos minutos.
Pero no tenía nada solucionado en verdad. Había sido un ratito de buena efectividad exterior. Juego, muy poco. Por eso, cuando Panamá atacó algo mejor, se fue acercando, y en el segundo cuarto, pese a una buena racha de Taya Gallizzi imponiendo físico en la pintura (al fin), complicó al local sin ninguna brillantez: Luzcando atacando uno contra uno al que tuviera enfrente, rompimiento y descarga y tiro. Con eso y poco más (dominio de los rebotes), pasó al frente y así se fue al descanso largo: 33-34. Argentina, como ayer, mostraba una preocupante falta de ideas, sin un pick and roll agresivo, con mucho tiempo la pelota en las manos y escaso juego interior, salvo por Gallizzi y algo de Delía en el arranque. Pero no generando juego interior-exterior.
Cuando empezó el tercer cuarto, lo que empezó a verse fue un efecto contagio entre los jugadores argentinos. La baja confianza se fue trasladando de unos a otros y el que terminaba tomando el tiro (salvo Delfino), lo hacía bajo presión. O Vildoza, que parecía no tener presión pero no acertaba (0/6 triples hasta ahí). Y no se veía una situación de aliento para darle el balón al compañero e invitarlo a tirar. Todos atados, sufriendo partido. Panamá llegó a irse 6 arriba (38-44), tras dos bombazos de Ayarza y pudo sacar más, pero falló tiros abiertos.
En el peor momento de Argentina (perdió además a Romano por lesión), el juego dejó paso al carácter y a ganar como sea. Entonces entró Aguirre por Vildoza (que además de no meterla, dio muchas ventajas defensivas), Gallizzi por Delía para intentar algún posteo y Delfino tomó la lanza de capitán, clavando dos triplazos para recuperar el liderazgo en el marcador. A esta altura, el único objetivo era ganar. Porque una derrota puede complicar su futuro mundialista pese al excelente calendario y grupo recibido.
En el último cuarto, ante la luz que se tornaba negra, se abrieron las nubes de la línea de 3 puntos y la magia del triple se hizo presente. Otros dos triples de Delfino empezaron a dar vuelta la historia, Argentina pasó al frente y con una bomba de Mata sacó 9, igualando la máxima del arranque. Con ese colchón, y defendiendo mejor (el piso estaba imposible para hacer pie), Argentina aguantó hasta el final, no sin sufrir, claro. El partido se terminó liquidando con un triple de Nico Brussino a 54s del cierre que le dio 6 de luz (64-58). Delfino fue el gran héroe argentino (15 puntos, 5/7 triples, 9 rebotes) porque cambió el espírutu que dominaba la escena y le dio ánimo a sus compañeros. Fue 65-58 para Argentina. Triunfo, y nada más.
Fuente: Basquet Plus