El entrenador-jugador del club Jorge Gibson Brown, Hermann Hassel, se animó a un ida y vuelta con Misiones Básket en el cual dejó varios puntos importantes: objetivos en un año atípico por el Coronavirus, su anhelo de pelear bien arriba en la APBB y lo que significa en su vida la institución “verdirroja”. Imperdible.
En tiempos donde el mundo puso “stop”, el deporte no es la excepción. El básquet es el claro ejemplo. Muchas competencias debieron parar en plena temporada y otras tuvieron que abortar la misión de iniciar con sus actividades, tal es el caso del torneo Apertura de la Asociación Posadeña, donde sus autoridades entendieron que la cuestión sanitaria es prioridad y así acompañaron las medidas decretadas por el gobierno nacional. Así las cosas, aún no hay fecha de inicio y la ansiedad crece día a día debido a las expectativas que hay en torno a un certamen que se espera sea muy parejo.
“Creo que va a ser un torneo muy especial por todo lo que está pasando porque sin dudas nos va a cambiar a todos y emocionalmente va a ser muy fuerte volver a jugar”, lanzó de entrada en la charla telefónica con Misiones Básket el entrenador de Jorge Gibson Brown, Hermann Hassel.
Y en la misma línea dejó su reflexión al respecto de la pandemia que vive el mundo: “La verdad yo entiendo que es un proceso muy duro para la humanidad en general. Yo tengo mucha fe y siento que a veces Dios permite las cosas por algo. Creo que va a ser difícil pero nos va a enseñar un montón de cosas y va a volver a poner en orden cuales son las prioridades. Considero que está bien que el deporte haya parado”.
Para el certamen el equipo de la avenida Cabred se preparó de otra manera y sumó nombres de la talla de Nicolás Fulquet y Pablo De La Fuente que iban a potenciar al plantel. “La verdad que teníamos muchas expectativas en este inicio de año. Después de bastante tiempo hicimos una linda pretemporada con los refuerzos, los más experimentados, los chicos, los jóvenes, la verdad estamos muy contentos con ese proceso”, sostuvo. Y añadió: “Volvieron jugadores experimentados. Siempre traté de que seamos un grupo de amigos, esa es la impronta que siempre quise darle en estos casi 20 años que estoy en el club. Creo que se armó un equipo con muy buenas expectativas”.
En relación a cómo se manejan ahora con el parate de los entrenamientos, el DT-jugador dijo que “lo que se es que cada uno, en la medida y en el espacio que tiene, está tratando de hacer algo. Yo como siempre trato de meterle a full con lo que hay”.
No caben dudas que el plantel que se pudo formar invita a ilusionarse. “Yo creo que estamos para pelear bien arriba, ese es el objetivo después de varios años. Volver a poner a Brown en una final es la idea este año”, anheló Hassel.
Cabe recordar que la última vez que el “verdirrojo” se consagró campeón de la APBB fue a fines del 2011. “Antes de eso habíamos tenido una racha bastante importante entre el 2004 y 2008, periodo donde inclusive llegamos a jugar una final de Liga Provincial”, recordó.
EL BROWN SU SEGUNDO HOGAR
Generalmente los entrenadores, en la mayoría de los casos, no sólo cumplen sus funciones como tal sino que terminan siendo dirigentes y hasta la cara visible de la disciplina en determinados clubes. La fotografía exacta de esa situación es Hermann Hassel (como tantos otros) en la entidad del barrio Villa Urquiza.
“El día a día es básicamente igual que desde el principio, tratando de sostener todos los gastos. Lo hago con la ayuda de algunos de los chicos, a veces hay algún sponsor externo, otras veces no, hacemos rifas y actividades para recaudar fondos. Un poco siempre a pulmón pero tratando de mantenernos en ese lugar que hace tanto tiempo venimos peleando”, explicó.
“Ir al club es parte de mi vida, es algo que me ha llevado tiempo pero me ha sostenido. El otro día justo recordaba con un muchacho que cuida el club, cuando empezamos en el Brown justo nació mi anteúltima hija, que ahora cumplió 18 años, es decir que ya es parte de mi vida”, resaltó. Y siguió: “He aprendido a amar al club con toda la lucha que es permanecer para el básquet con muchos momentos de soledad, donde he querido tirar la toalla. También me ha dado una familia de jugadores, que van y vienen, que se van a estudiar, se reciben y vuelven a jugar. Lo que he tratado de darle en estos años es un grupo de amigos. No concibo mi vida sin el básquet y hoy el Brown es el básquet en mi vida”.
Para el cierre de la entrevista Hermann opinó acerca del sueño de contar con un piso de madera flotante en su estadio, como lo tienen varios clubes de la provincia. “Con el piso de parquet uno siempre sueña, sobre todo con lo duro que es el piso del club. Después de tanto tiempo creo que es difícil, hay un montón de cosas que van más allá del bosque y del deseo nuestro”, culminó.