La temporada para el elenco japonés llegó a su fin, luego de un campeonato que lo vio como uno de sus principales animadores pagó muy caro la inactividad por el parate en la competencia y estuvo lejos de su mejor versión en el cuadrangular de la segunda fase. Los posadeños murieron de pie y dando pelea en cada juego.
Una vez consumada la derrota ante Luciano del jueves por la noche, las miradas cruzadas en el banco local comunicaban una sola sensación: satisfacción. Abrazos, saludos y felicitaciones por haber hecho todo lo que estaba a su alcance y no haberse guardado nada. “Aunque me duela perder, termino muy feliz”, dijo el entrenador, Agustin Ponissi, antes de emocionarse en la charla post partido con Misiones Básket.
Cuando hace algunos meses comenzó a rondar la idea de volver al plano nacional, la dirigencia posadeña dejó en claro una sola idea: jugar con una base misionera. Es por eso que apostaron por un plantel con jugadores nacidos en la tierra colorada. Salvo Matías Arias y el capitán Santiago González, los demás que tuvieron protagonismo en el plantel son oriundos de algún punto de Misiones.
Uno de los más destacados fue el joven, Lucas Landi, quien fuera elegido como uno de los juveniles más destacados de la divisional. “Me voy con un sabor amargo, siento que podríamos haber avanzado”, le dijo el base a Misiones Básket. “Esta temporada estuve trabajando muy duro en mi juego”, señaló el goleador en el choque ante Luciano.
Para Leandro Flaming no fue un certamen más. “Toto”, formado en la cantera del club, disputó la temporada 2014/2015 cuando se perdió la categoría y ahora cumplió un rol importante cada vez que le tocó ingresar al rectángulo. El ala pivote fue directo en su análisis: “nos sentíamos favoritos, pero los resultados no acompañaron”.
Ahora llegó el momento de reflexión, donde cada parte de este proyecto sumará ideas con el afán de seguir compitiendo en este nivel, siempre apostando a lo suyo.
¡Viva el Básquet! ¡Viva Misiones!
Fuente: Prensa Tokio.