La hinchada del equipo posadeño volvió a copar cada una de las canchas acompañando a su equipo, incluso en los playoffs en Rosario, donde su aliento y sus cánticos se hicieron sentir. Un ejemplo sano de amor por la camiseta.
“Nunca vas a jugar en silencio”, reza una de las tantas banderas creadas por ellos. Y vaya si tiene razón. Su acompañamiento y amor por el club es genuino. Sano. Casi único. No hay dinero de por medio como sucede con otras hinchadas del deporte argentino. Su pasión pasa por otro lado. Su fidelidad es descomunal: alientan a morir en su templo pero también en cualquier cancha del país. La referencia es para los “orientales”, el grupo de fanáticos del club Tokio, quienes volvieron hacerse sentir en esta temporada de la Liga Federal, siendo una de las “barras” con mayor aguante del certamen.
Su compromiso con la camiseta es digno de resaltar por el autor de esta nota y por el equipo de Misiones Básket, ya que fuimos testigos, como tantos otros que siguieron la campaña de Tokio en la tercera categoría, que la presencia de los “orientales” fue más que importante para que el conjunto posadeño se levante en momentos “complicados”, tanto en su casa como de visitante en los playoffs.
En Rosario fue el claro ejemplo de “su amor desde la cuna”: viajaron poco más de 900 kilómetros para ser protagonistas en el coqueto estadio “Salvador Bonilla” de Provincial. Allí estuvieron ellos desgarrándose entre sus gritos y cánticos a favor de su amado club. Fue tan resonante que hasta los propios relatores rosarinos de la transmisión oficial de Basquet Pass se vieron sorprendidos por el sello de este grupo de misioneros vestidos de “rojo y amarillo”.
Se trata de una banda de jóvenes, amigos, jugadores y ex jugadores de la institución “nipona”. Todos profesionales, trabajadores y estudiantes. Nada importa a la hora de alentar y seguir a Tokio en cualquier instancia. Ellos firmes. “Los “orientales” dirán presente siempre. En las buenas y en las malas. Un ejemplo de fanatismo puro…
Fotos: Prensa Tokio.