En el primer aniversario de su muerte y la de Gigi, unas letras que nunca ocurrieron, que jamás llegaron. Su último adiós.
Familia, estamos bien. Fanáticos, estamos bien. Papá y mamá, estamos bien. No hay sufrimiento, ni culpa, tampoco obligaciones. Una pelota y Gigi son todo lo que tengo, tampoco necesito más nada. Es lo que nos tocó y lo entendimos. Recuérdennos, pero no sufran ni nos extrañen con dolor. De verdad, estamos bien.
Todavía no comprendo bien qué es lo que pasó. Nos encontramos en un paraíso donde la vida pasa por jugar. Me siento un chico. Con Gigi entrenamos mucho, le continúo inculcando el amor por el básquet, también el sacrificio y la ética que empezó a entender cuando nos levantábamos los dos solos temprano por la mañana para ir a entrenar antes que nadie.
Mis tobillos ya no duelen, la lesión en el dedo tampoco y siento que tengo dos rodillas de nuevo. Acá están Len Bias, Drazen Petrovic, a quien siempre admiré, Wes Unseld, John Havlicek, Rasual Butler, Fernando Martín… Ya les gané a todos, salvo al que le decían el Genio de Sibenik, él tiene la misma mentalidad que yo y los partidos constantemente se hacen eternos, terminamos empatados siempre.
Te extraño, Vanessa, también a ustedes Natalia, Bianca y Capri, no sé qué hacer sin ustedes. Papá, gracias por guiarme, mamá, gracias por apoyarme. La tranquilidad es total, pero nos hacen falta, los necesitamos.
LeBron, Michael… Los miro desde acá y pueden estar tranquilos, están haciendo las cosas bien, como siempre. Kyrie, Devin, PG, Jayson, sigan mi legado, tienen con qué. Pau, amigo, fiel escudero, gracias por acompañar y cuidar a mi familia, no sabés lo que eso significa para mí y Gigi. No podría haber pedido un mejor compañero.
A los Lakers, mis queridos Lakers, gracias por dedicarme ese campeonato, pero es todo de ustedes. Pelearon como campeones y se sintieron dignos del título desde el primer minuto. Actuaron con coraje y la vida los premió. Ese anillo, van a ver, lo recordarán siempre.
A los fanáticos, como les dije anteriormente, no estén tristes, estamos bien. Mi mamá decía que Dios obra de formas misteriosas y no nos queda otra que aceptarlo, sin cuestionamientos ni planteamientos.
Quizás esta carta nunca llegue, capaz el destino, esta vez, juegue a nuestro favor y aparece. De ser así, acuérdense de nosotros con una sonrisa, picando la pelota que tantas alegrías nos dio. Estamos bien, en serio, estamos bien.
Fuente: Basquet Plus