El 26 de mayo de 2003 es una fecha difícil de olvidar para el club “celeste”. Fue una noche trágica en Corrientes, donde parte del plantel obereño, que por entonces disputada la ex Liga C, sufrió un accidente que le costó la vida a dos personas (ambos choferes) y que dejó cinco heridos. Por no ser una fecha más para el básquet misionero, realizamos un informe especial con las voces de los protagonistas de esa noche inolvidable.
El reloj marcaba aproximadamente las 4.30. OTC había jugado un partido durísimo ante Estudiantes en Formosa y volvía a Misiones con una derrota en una campaña que lo tenía como máximo candidato a lograr el ascenso en la entonces ex Liga C. Las dos combis que trasladaban al equipo se encontraban a esas horas de la madrugada a la altura de la localidad de Itatí en Corrientes, más precisamente sobre el kilómetro 1.632 de la ruta nacional 12 a la altura del paraje Escorza Cué.
En un determinado momento uno de los minibús que trasportaba al conjunto “celeste” se encontró de frente con un utilitario de la empresa OCA que de manera inesperada se cruzó de carril. La desgracia se hizo presente. Pese a la maniobra del conductor de la combi de OTC, el choque fue frontal. El resultado fue el fallecimiento en el acto de ambos conductores: José Armando Pauluk, chofer del grupo, y José Lezcano, quien manejaba la camioneta de la empresa privada de correo postal. Además cinco integrantes del plantel sufrieron lesiones de distintas consideraciones: Daniel Pizzuti, Gabriel Pared, Marcelo Revinski, Daniel Acuña (el más grave) y el entrenador, Miguel Zandomeni, quien iba adelante y salió despedido de la combi, salvando su vida de manera milagrosa. La lista de pasajeros del vehículo misionero la completaban José Fabio, José María Seybold y el ahora ex dirigente del club, Diego Vera.
Cabe recordar que en el otro coche que trasladaba al “tenis” viajaban los jugadores Enrique Gauvry, Damian Kallus y Gustavo Lindstrom, y los dirigentes Jorge Uffelmann y Alberto Noguera, además del chofer, Nene Vega.
Todos volvieron a nacer esa noche.
Pared: “El accidente me enseñó a valorarme, a ser mejor persona y a vivir el presente”
Pasaron 17 años pero los recuerdos siguen intactos. Las imágenes aparecen y desaparecen, los sonidos se entrecruzan y hasta el frio de aquella noche parece sentirse en su relato. De golpe se hace presente la emoción. Es inevitable. “Fue en mi mejor momento. Tenía ofertas de equipos de TNA como Echague de Paraná y pasó eso. Fue negativo en lo deportivo pero positivo y lindo en la enseñanza. El accidente me enseñó a valorarme, a ser mejor persona y a vivir el presente. Igual no puedo quejarme porque sigo jugando. No como en ese momento pero sigo disfrutando. Si no juego me deprimo”, recordó de entrada fue el ex base del equipo, Gabriel Pared, uno de los que peor la pasó con una importante lesión en su cadera, además de golpes en el brazo y cráneo.
“25 de mayo de 2003. Asumía Néstor Kirchner como presidente”, rememora Pared para contextualizar el momento. Y sigue su relato: “Fuimos a jugar a Formosa, veníamos bien, primeros en la tabla. El rival era Estudiantes. Difícil localía. Fue un partido duro. Viajamos en dos combis. Perdimos el partido y yo me lastimo el tobillo. Todo mal”.
En relación a la disposición de lugares dentro de la combi, “Gabi” invoca al destino. “Yo viajaba detrás del chofer. En la ida iba al lado del “colo” Gustavo Lindstrom y fuimos tomando mate. Pero en la vuelta, como yo me había lastimado y tenía que ir con la pierna estirada, a él lo mandan en la otra combi. Fijate lo que es el destino”, resaltó.
Siguiendo con la secuencia del siniestro contó que “ibamos en pleno camino y cuando llegamos a Itatí a mí se me adormece la pierna, por ese motivo me cambio de posición, pongo mi cabeza del lado de la puerta y mi piernas bien atrás del chofer. Entonces me duermo. Me despierta uno de los dirigentes, el “pollo” Hufelmann, y también estaba Enrique Gauvry conmigo, son las dos personas a quien veo en principio. Yo no entendía nada. Solo veía estrellas. Entonces los saludo y el “pollo” me dice quedate tranquilo que tuvimos un accidente, te lastimaste, pero todo está bien. Y como no me gusta estar tirado, me quise levantar y fue imposible”. Y añadió: “hacía mucho frio y todos íbamos desabrigados porque estábamos dentro de la combi. Yo estaba con remera, jogging y descalzo porque iba con hielo en mi tobillo. Cuando me sacan, me ponen al costado de la ruta. El frio era insoportable en medio del campo. Entonces me dieron ropa de los bolsos y me iban tapando. Todos me decían que aguante que ya venía la ambulancia”.
Sin olvidar detalles, el posadeño señaló que “en el shock, tirado en la ruta, lo veo al costado a Daniel Acuña, que me llamaba y hacia burbujas de sangre porque le había entrado una chapa en la cara y le había cortado. Fue terrible. Yo también le decía a Dani que aguante. Fue el primero que se fue en ambulancia debido a la gravedad de sus heridas”.
“Recuerdo que había pasado una hora de aguante, y comencé a relajarme. A esa altura no sentía las piernas pero si me dolían mucho los brazos y los dedos que los tenía todo quebrados”. El panorama era feo: se le había salido la cabeza del femur de la pierna derecha, tenía una grave luxación y traumatismo de cráneo. “Quería dormir para no sentir dolor. Entonces el “pollo” me mete unos cachetazos en la cara y me dice que tenía que permanecer despierto, lúcido y con nosotros. Tanto él como Enrique para mi fueron unos ángeles porque me hicieron el aguante en todo momento durante dos horas hasta que llegó la ambulancia”, reconoció.
“No me saquen del equipo”
Ya en el Hospital, en Corrientes, Pared siguió con su escalofriante relato: “me pusieron calmantes pero igual el dolor era insoportable. En el quirófano los médicos me dijeron que tenía que aguantar el dolor (para poner la pierna en su lugar) porque no me podían poner anestesia ya que tenía hipotermia y se me podía parar el corazón. Me tuvieron que atar a la cama y ellos hicieron su trabajo. Fueron ágiles tengo que reconocerlo. Unos grosos, me acomodaron todo”.
“Después pasé a una habitación y tenía un yeso de la cintura hasta los pies, el brazo también y la cabeza vendada. Lo que yo decía en ese momento era que no me saquen del equipo, que en dos meses me recuperaba y seguía jugando porque estábamos por ascender. Todos se reían (risas)”, recordó.
“Los médicos me dijeron que no iba a poder hacer más un deporte de contacto porque mi cadera estaba lesionada y podía sufrir una artrosis grave, lo cual implicaría un trasplante de cadera. Pero yo quería seguir jugando. Estuve como 6 meses en cama, en Oberá. Mi señora siempre estuvo al lado mío cuidándome. Logré sacarme los yesos, después anduve con muletas haciendo los ejercicios de rehabilitación”, contó el deportista.
Luis Derna, presidente de OTC en ese entonces, tuvo un papel crucial en su recuperación. “Luis me llevó con un traumatólogo que había estado en África y fue él quien trabajó mucho en lo psicológico conmigo para sacarme adelante. Me ayudó a creer en mí y fortalecer mi mente. Muchos decían que no iba a poder volver pero yo les respondía que sí. Yo estaba convencido que iba a volver a jugar. Y fue así, en seis o siete meses volví a las canchas. Me costó mucho pero estaba de vuelta”, subrayó el ahora armador de Luz y Fuerza.
Para cerrar su historia sobre lo ocurrido, siempre al lado de su familia, repitió que “todo fue una enseñanza. Aprendí a tener disciplina deportiva, a cuidarme en lo físico y a alimentarme bien. Fue una desgracia con suerte”.
Fabio: “el plantel pudo salir adelante, seguir su carrera y eso fue un verdadero milagro”
El pivote obereño, Jose Fabio también se sumó y recordó aquel duro momento que les tocó vivir: “pudo haber sido una tragedia aún mayor de lo que fue, la pérdida del chofer de la combi nos golpeó muy fuerte”.
Sobre la madrugada del 26 de mayo y el momento exacto del accidente, rememoró: “veníamos en el último asiento con el Gordo Seybol (todos durmiendo después de un partido exigente), se escucha un ruido muy fuerte, volcamos de costado y eso hace abrir automáticamente la puerta de atrás de la combi. Salí yo primero, medio inconsciente. Recuerdo el frío impresionante que hacía. Después me apoyé sobre un neumático, porque la combi estaba tirada de costado con las ruedas hacia la ruta”.
Y continuó relatando a Misiones Basket, “luego sale el Gordo que también salió por atrás, me pregunta si estaba bien y rápidamente como que volví en estado de consciencia, por decirlo de alguna manera; me doy cuenta de los gritos de los chicos que estaban adentro de la combi y bastante golpeados. Entre los dos decidimos ayudar a los muchachos, que puedan salir de ahí adentro. La combi de adelante da la vuelta en “U” y regresa al lugar del accidente. Recuerdo que uno de los primeros en bajar fue un dirigente (Pollo Uffelmann)”.
Y aclaró: “Veníamos en dos combis, la primera es la que logra esquivar la camioneta que nos termina chocando a nosotros porque veníamos muy pegados una con la otra”.
En medio de su comentario hizo una pausa para destacar que “cuando ayudábamos a salir a los chicos, estábamos preocupados porque no encontrábamos a Miguel (Zandomeni – entrenador) que no estaba usando el cinturón y salió despedido por el parabrisas; tampoco veíamos al chofer, quien lamentablemente falleció en el acto y quedó atrapado entre los hierros”.
También, destacó que muchos camioneros se detuvieron a colaborar y enfocar con las luces de sus camiones, asimismo organizaron el tránsito de la zona. “Las ambulancias demoraron en llegar porque algunos dirigentes tuvieron que trasladarse hasta el pueblo para dar aviso de lo que había ocurrido. Uno de los que más sintió esa espera de los médicos y la ayuda fue el “Loco” Daniel Acuña. Su herida en la pierna se veía fea, fue un momento horrible. Varios chicos estaban con luxaciones de cadera y otros graves”, señaló Fabio y añadió: “Lo de Acuña nos preocupaba a todos, yo solamente tuve golpes fuertes”.
Tras el accidente y la llegada de las ambulancias, todos fueron trasladados al Hospital Escuela de Corrientes, una vez allí el ex interno del conjunto de la Capital del Monte contó que tuvo la idea de quedarse acompañando a su compañero hasta que salga de terapia. “Fue un impulso que nos nació con Diego Vera (dirigente), pero un médico nos llevó a una pieza y nos aclaró la situación, que podía estar tres días o varios meses en esa situación. Lo que marcaba lo grave que fue todo. A los pocos días que estábamos en Oberá, nos avisaron que se despertó el “loco” y eso fue casi milagroso y nos ayudó mucho en lo anímico a todos nosotros”, culminó.
Vera: “Al ver como quedaron las combis, realmente debemos ser agradecidos a Dios por estar acá”
Por su parte el ex dirigente de OTC, Diego Vera, quien también viajaba en la combi que sufrió el impacto del siniestro. “Hasta el día de hoy me voy acordando de momentos, jamás pude armar la secuencia completa”, reconoció.
Vera, fue integrante de la subcomisión de básquet de OTC en aquel momento, hoy en día, sigue asistiendo a la cancha junto a su familia y es uno de los que tiene asistencia casi perfecta. “Fue un accidente fatídico y muy feo por todo lo que pasó. Yo venía bien atrás primero, a medio camino cambiamos con Jose Fabio para que él pueda venir más cómodo en los últimos asientos y descansar porque era de madrugada el viaje. Con él y el “Gordo” Seybol, fuimos los menos golpeados. En ese momento no sentíamos casi nada”, declaró.
Además agregó: “los dirigentes y otros jugadores que estaban en la combi de adelante nos socorrieron, eso sí recuerdo bien. Para mí desde que pasó todo hasta que las ambulancias nos terminaron de llevar a todos, había pasado media hora, pero los muchachos me dijeron que fueron como tres horas; pero no nos dábamos cuenta, estábamos en una zona que pasaban pocos autos. Algo que tengo siempre presente es que cuando entrábamos todos al Hospital Escuela de Corrientes, donde nos llevaron; el médico responsable de todo dijo bien claro al personal “la prioridad tiene el equipo de básquet misionero” eso fue una gran atención, un gesto muy importante”.
“Jose y yo, fuimos los primeros en recibir el alta médica, fue el mismo día del accidente pero por la tarde. En mi caso tuve algunos golpes y cortes pequeños, por seguridad estuve con el cuello ortopédico por algunos días. A las horas del accidente, desde Oberá o la Provincia, no lo tengo bien en claro, nos mandaron otra traffic para que podamos volver los que estábamos dados de alta”, detalló.
Diego, quien hoy tiene a su hijo Valentino en las inferiores de OTC, cuenta que “cuando nos llevaban al Hospital, el médico que iba en la ambulancia estaba sorprendido porque no entraba en la camilla. Nos daba pocas posibilidades de que el “Toro” Acuña se recuperara, pero la polenta que lo caracterizó, sin dudas lo sacó adelante. El club, siempre estuvo presente. En todo momento estuvieron con Dani Pizzutti, Gaby Pared y Marcelo Revinski que eran los más afectados que vinieron a Oberá y estuvieron internados.
Fue una experiencia única, hoy la podemos contar. Al ver como quedaron las combis, realmente debemos ser agradecidos a Dios por estar acá”.
“Tres años seguidos, después del accidente, fuimos con Jose y Pichón Ruiz Díaz (periodista) a Itatí para agradecer por nuestra salud, también fuimos a Corrientes a visitarlo a Acuña”, comentó emocionado.
Y concluyó diciendo: “Feliz aniversario a todos los que volvimos a nacer”.
Informe: Fabian Aguero y Maxi Acosta – Misiones Básket.
Fotos: El Territorio y cortesía de José Maria Seybold.