El equipo vuelve a Mar del Plata 11 años después de coronarse campeón del Preolímpico en el 2011, pero con un choque particularmente difícil. Arranca a las 21.40.
Después de 11 años, Argentina regresa al estadio que le dio la última gran fiesta en el básquetbol internacional, jugando en casa. Cómo olvidar aquel Poli repleto el 11 de setiembre del 2011, cantando el himno embriagados de placer con el equipo argentino completo, con sus máximas figuras, tras ganarle la final a Brasil, luego de conseguir el pase a Londres 2012 dos días antes.
Pero hoy la realidad es una muy distinta. Mar del Plata gozará con la presencia de otros dos hijos ilustres: uno por nacimiento, como Pato Garino (no está confirmada su presencia tras la molestia que sufrió en un isquio antes de Canadá, pero se espera que esté) y otro por adopción, como Facu Campazzo, 4 veces campeón de la Liga con Peñarol y último gran ídolo de la hinchada milrayita. El rival será Bahamas y, si bien históricamente siempre se lo tomó como un rival débil, ya no lo es tanto. En parte, por su crecimiento y presencia de jugadores NBA, y en parte porque esta Argentina también está en una etapa de transición.
¿Qué es Bahamas? Ante todo, un equipo peligroso. A la Argentina siempre la complicaron, más allá de triunfos o derrotas, los conjuntos atléticos, y Bahamas lo es. Tiene a un joven de 21 años NBA, potencialmente muy bueno, como Kai Jones, que con sus 2.11 metros será uno de los grandes desafíos del Che. Pero no es el único grande con poderío físico. Smith y Thompson (hermano de Klay), son de buena contextura y atléticos.
De todos modos, la principal arma ofensiva de Bahamas es Buddy Hield. Mejor controlado por Venezuela en el partido del jueves, igual se despachó con 19 puntos a partir de su gran muñeca de 3 puntos, pero lejos de los números ante Islas Vírgenes y Dominicana de la primera ronda. Hield es un jugador difícil de defender que, en el caso de que Garino esté disponible, seguramente será para su asignación personal. Si no, le tocará a Lapro o Bolmaro de arranque, aunque siempre con necesidad de defensa de equipo, porque uno por uno será complicado.
Igualmente, Argentina hoy precisa concentrarse más en su propio juego. Ante Canadá mostró cosas buenas y otras no tanto, producto de estar todavía en pleno proceso de transición luego de Tokio 2021. Campazzo jugó 3 partidos desde entonces, lo mismo Bolmaro, y apenas 1 Deck y Lapro. Todo con nuevo entrenador, que también se está ajustando al rol y, sobre todo, pensando cómo va a jugar esta Argentina de acá al Mundial 2023 sin Scola.
Enumerar los problemas básicos de Argentina es relativamente simple. Debe perder menos balones de los que perdió ante Canadá (15, 10 en la primera mitad); debe lograr una ejecución plena del boxout defensivo para no permitir segundas opciones (Canadá tomó 10 rebotes ofensivos y anotó de ellos 12 puntos); debe tener buenos porcentajes de tres puntos, porque en el juego interior difícilmente sume mucho y, a partir de todo esto, correr mucho contraataque y transición para buscar tiros antes de que su defensa se instale, ante la casi siempre desventajosa comparación física.
Todo esto es fácil de decir. ¿Cómo se logra? Primero, con una idea clara de lo que se busca y, segundo, con tiempo para prepararla y entrenarla. En esto último Argentina está mejor que hace dos meses, cuando jugó la ventana anterior, y mejor todavía que en febrero y noviembre del 2021, cuando debutó el Che. El tema es que Argentina está cambiando su eje conceptual, sostenido en su media cancha (Campazzo/Lapro), buscando hacer una pieza importante de Bolmaro, y con Deck como único falso interior capaz de generar juego, por ejemplo, desde el poste bajo. Bueno, hay una mala noticia: los 4 jugarán su último partido de ventanas este lunes ante Bahamas. Los últimos 4 no podrán estar por jugar NBA o Euroliga.
Es uno de los tantos desafíos que tiene García. Cambiar un estilo basado en jugadores que no van a estar después de la Americup hasta el Mundial 2023, si es que se logra la clasificación. Porque, ojo, llegar a ese Mundial no va a ser tan sencillo. Si le gana a Bahamas, tendrá un pie adentro, pero con la obligación de ganar 2 de los 4 últimos para estar tranquilo. Sin su estructura central. No es para dramatizar, pero tampoco para ignorar. Argentina está en un momento donde todo le costará mucho. Y es normal. Ninguna potencia mundial estuvo 20 años seguidos arriba sin tener un bache en algún momento. Simplemente hay que asumirlo y enfrentarlo. Pero hoy es Bahamas. Para lo demás hay tiempo.
Fuente: Basquet Plus