Los Juegos Olímpicos de Tokio modificaron sustancialmente su formato, achicando partidos y complicando bastante su comprensión.
Los Juegos Olímpicos de Tokio no se recordarán particularmente como los que beneficiaron al básquetbol. Todo lo contrario. Más allá de que el cambio de sistema y formato ha buscado por un lado evitar la especulación sospechada en Londres 2012 y Río 2016, la única realidad contrastable es que, de ser el deporte estrella junto con el atletismo y tener 39 partidos en cada rama (masculina y femenina), en el evento deportivo que más dinero mueve globalmente, se pasó a 26 partidos por cada una, un tercio menos. Inexplicable.
Ahora vayamos a lo técnico. De dos grupos de 6 equipos, que jugaban todos contra todos y se aseguraban un mínimo de 5 encuentros, se pasó a 3 grupos de 4, con una clasificación compleja (pasan los dos primeros por zona y los dos mejores terceros), más un sorteo de los cuartos de final, cosa que nadie pueda elegir rival. Esto viene a cuenta de dos casos puntuales. España contra Brasil en Londres 2012, que se vio como una derrota “buscada” por los españoles para evitar a EEUU en semis, y lo de Lituania en Río, que para esquivar a Serbia en cuartos tuvo dos sospechosas derrotas para cerrar la zona, por 50 ante España y ante Croacia en la última.
La pregunta que se siguen haciendo muchos es cómo se eligen los mejores terceros, siendo que son de zonas distintas, y donde muy probablemente haya empates. Aquí viene la explicación:
* Se supone que los terceros de cada grupo terminarán con un récor de 1 triunfo y 2 derrotas. Puede haber casos de 2-1, sobre todo a partir de algunos de los resultados que se han dado (victoria de Francia ante Estados Unidos y de Eslovenia contra Argentina). No modifica la explicación.
* Si hay dos terceros con récord de 2-1 y otro de 1-2, la clasificación es sencilla. Pasan los dos de 2-1.
* Si dos o tres terceros igualan marca (2-1 o 1-2), pasarán los que tengan mejor diferencia de gol entre los puntos a favor y los puntos en contra. Aquí es clave eliminar la histórica palabra goal average. No existe más el goal average en ningún sistema de desempate FIBA. Es diferencia de puntos, restando los en contra a los a favor.
* Si persistiera la igualdad, se tomarían entonces los puntos anotados. Veamos. Supongamos que el Equipo A terminó tercero con récord de 1-2 y 280 puntos a favor, contra 270 en contra. El Equipo B terminó tercero en zu zona con récord de 1-2 y 270 puntos a favor y 260 en contra. Y el Equipo C terminó tercero con récord de 2-1 y 260 puntos a favor y 255 en contra. El Equipo C pasa directo a cuartos, aunque su diferencia de puntos sea menor a las de los equipos A y B, simplemente porque tuvo mejor récord, que es lo primero que se toma. Quedaría desempatar entre el A y el B. Ambos tienen 10 puntos de diferencia entre TF y TC, con lo cual esa vía tampoco define el desempate. En este caso, el que se clasificará será el Equipo A, porque tuvo 280 puntos a favor, contra 270 del B. Este es el punto clave de diferencia con el formato de goal average, donde hubiese pasado el B antes que el A (goal average de 1.038 contra 1.037). Pasó a privilegiarse el ataque.
* Si así y todo se mantuviera la igualdad, o sea, que los empatados tuvieran la misma cantidad de partidos ganados y perdidos y la misma cantidad de puntos a favor y en contra, la definición se hará por sorteo.
En ese sentido, si a la Argentina le llegara a tocar un desempate, la diferencia ante Eslovenia es un dato muy malo, pero los 100 puntos convertidos, uno bueno. Este sistema de desempate se utilizará también para definir al mejor segundo, que entrará al primer bombo de 4 equipos, junto con los 3 líderes de grupo, en el sorteo de los cuartos de final. Los peores dos segundos y los dos mejores terceros, irán al otro bombo. FIBA hará este sorteo el 2 de agosto, para que no haya especulaciones como en 2012 y 2016.
Fuente: Basquet Plus